Los beneficios de la intervención temprana en la escuela
por Eva Téllez

A lo largo de mi trayectoria he visto cómo la intervención temprana puede marcar una diferencia enorme en la vida de los peques. A veces, pequeños desafíos en la motricidad, el procesamiento sensorial o la regulación emocional pueden convertirse en barreras que afectan su aprendizaje y bienestar, llegando a impactar en las familias y en su día a día.

Sin embargo, cuando intervenimos a tiempo, podemos ayudarles a desarrollar habilidades clave que les permiten enfrentarse a los retos de aprendizaje y al mundo escolar con más seguridad y autonomía.

¿Por qué es tan importante la intervención temprana?

La infancia es una etapa de desarrollo acelerado en la que el cerebro y el cuerpo están en constante cambio. Cuando un niño tiene dificultades en áreas como la motricidad, el procesamiento sensorial, la conducta, aprendizaje, la alimentación o la regulación emocional, cuanto antes se detecten y se trabajen, mejor será su evolución y crecimiento.

Muchos niños no reciben apoyo hasta que sus dificultades se vuelven muy evidentes, afectando su autoestima y rendimiento académico. Como terapeuta ocupacional, mi labor es detectar esas señales tempranas y brindar estrategias para que puedan superar sus desafíos antes de que se conviertan en un obstáculo mayor.

Casos reales de intervención temprana

Quiero compartir algunos ejemplos de niños que se han beneficiado de la intervención de terapia ocupacional en sus primeros años escolares.

  • E. 22 meses: A nivel motor la peque iba por detrás de sus compañeros, aún no caminaba, le costaba desplazarse, su juego era muy limitado. Gracias a una intervención temprana la pequeña comenzó a explorar más, se fue poniendo de pie y ganando confianza. A final de curso podía caminar y subir y bajar escaleras igual que sus compañeros.
  • N. 5 años: Sus profes notaron que tenía dificultades para sostener el lápiz y que evitaba actividades como colorear o recortar, además no se le daba muy bien ponerse la chaqueta o demás tareas relacionadas con el vestido. Con sesiones de terapia enfocadas a trabajar su motricidad fina, logramos fortalecer sus manos y mejorar su coordinación. Ahora disfruta coloreando y está empezando a escribir.
  • S. 4 años: No soportaba los ruidos fuertes en el aula, a veces se bloqueaba, evitaba tocar ciertas texturas y tenía crisis de llanto ante cambios inesperados. Analicé su perfil sensorial, así como, el entorno, después identifiqué dificultades en su procesamiento sensorial y realicé una intervención con enfoque de integración sensorial. Sumado al tratamiento, su profe realizó apoyos y otros cambios en el aula que facilitaron que S. haya aprendido a regularse mejor y pueda participar en las actividades sin sentirse sobrecargada.
  • D. 6 años: Se frustraba con facilidad y tenía dificultades para seguir instrucciones en la escuela. Establecí, junto con su tutora, estrategias para mejorar su autorregulación, esto mejoró su capacidad de atención y concentración. Con pequeños cambios en su rutina, el uso de apoyos visuales, pausas de movimiento y adaptaciones a su silla, logró mantenerse más atento y participativo en clase. D. no precisó tratamiento.
  • Á. 5 años: Tenía muchas dificultades para masticar alimentos sólidos y rechazaba texturas nuevas, lo que preocupaba a sus padres y afectaba su nutrición. Trabajamos con diferentes enfoques y técnicas, como: regulación, mejora de la postura o la adaptación de los alimentos. Con el tiempo, comenzó a aceptar más variedad de alimentos y a disfrutar de la hora de la comida sin miedo.
  • F. 7 años: Le costaba relacionarse con sus compañeros, evitaba el juego grupal y le resultaba difícil interpretar las normas sociales. F. acudía con ansiedad a la escuela, terminaba la jornada y explotaba en casa. A través de diferentes propuestas, aprendió estrategias para comunicarse mejor y sentirse más cómodo con otros niños. Es capaz de participar en juegos en grupo y reconoce el cole como un lugar divertido.

Beneficios de la intervención temprana

La terapia ocupacional en los primeros años de escolarización aporta múltiples beneficios, no solo para los niños, sino también para los docentes y las familias:

1. Mejora del desarrollo motor

Los niños que tienen dificultades con la motricidad fina o gruesa pueden beneficiarse de actividades específicas que fortalezcan sus habilidades, permitiéndoles participar en tareas escolares como la escritura, el juego y la manipulación de objetos. También mejorando su participación en tareas cotidianas como el vestido, el aseo o alimentarse.

2. Regulación sensorial y emocional

Muchos niños experimentan sobrecarga sensorial en el aula, lo que puede derivar en ansiedad o dificultades de conducta. Con estrategias adecuadas, aprenden a manejar mejor los estímulos y a regular sus emociones. Cuando están regulados se favorece su bienestar y participación, incidiendo de manera positiva en el grupo y en el resto de la escuela.

3. Favorece la autonomía y la confianza

Cuando un niño recibe apoyo temprano y aprende herramientas para desenvolverse mejor, su autoestima crece. Desde terapia ocupacional siempre favorecemos la independencia y hacer las tareas con el mínimo apoyo posible. De esta manera, el menor se siente más capaz y motivado para enfrentar nuevos retos académicos y sociales. Con las herramientas adecuadas los peques pueden aprender habilidades que están por descubrir, manejar su frustración ante el fracaso y volver a intentarlo de una manera más exitosa.

4. Prevención de dificultades mayores

Intervenir a tiempo evita que los desafíos iniciales se conviertan en problemas más graves. Un niño que recibe apoyo en sus primeros años tendrá menos probabilidades de desarrollar problemas de aprendizaje a largo plazo. Además que reconocerá la escuela como un entorno seguro donde se puede recibir apoyo ante dificultades.

5. Apoyo a docentes y familias

No solo trabajo con los niños, sino que también brindo soporte y orientación a los profesores y padres sobre cómo apoyar a los pequeños en su día a día, creando un entorno más inclusivo y comprensivo. Un entorno donde cabemos todos, sin necesidad de etiquetas o diagnósticos.

6. Mejora de la alimentación y el bienestar nutricional

Algunos niños tienen dificultades con la alimentación debido a problemas sensoriales o motores, lo que puede afectar su crecimiento y energía en el aula. La intervención temprana ayuda a mejorar su tolerancia a diferentes texturas y a hacer de la comida un momento más placentero, sin estrés ni rechazo.

7. Desarrollo de habilidades sociales y juego

Las dificultades en la relación con iguales pueden llevar al aislamiento, a conductas desafiantes o a conflictos en el patio. A través de la intervención de terapia ocupacional, los niños aprenden a interpretar mejor las señales sociales, compartir y participar en actividades grupales, se comunican mejor, buscan ayuda y resuelven los conflictos, fomentando, de este modo, su integración y bienestar emocional.

En resumen, la intervención temprana a través de terapia ocupacional en la escuela es una inversión en el futuro de los niños, es una herramienta clave para mejorar el aprendizaje, la inclusión y el bienestar de los peques. No se trata solo de ayudarles a mejorar su desempeño en tareas específicas, sino de proporcionarles herramientas que les permitan crecer con confianza, autonomía y bienestar.

Detectar y abordar a tiempo sus necesidades puede marcar la diferencia, les ofrece la oportunidad de desarrollarse plenamente y disfrutar de su experiencia escolar. Si quieres que sume en tu equipo docente y trabajemos juntos no dudes en contactarme aquí.

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Eva Téllez Terapeuta Ocupacional
Atiendo a peques que presentan retos a nivel motor, sensorial, de desarrollo socioemocional y académico. Mi intervención está basada en el juego así, adquieren herramientas para enfrentarse sus desafíos.
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